La cerámica se utiliza sobre todo en los utensilios de cocina. Como la cerámica está hecha a partir de materiales naturales tales como arcilla, cuarzo y caolín, éstos pueden estar contaminados con metales pesados que tienen el potencial de migrar a los alimentos que contienen.

Aparte de estar regulados por el Reglamento Marco de la CE 1935/2004, la Directiva CE 31/2005 regula los niveles máximos específicos de migración (SML) de cadmio y plomo en los alimentos. La Directiva exige, además, que el productor de cerámica declare en cada producto que éste no supera este límite de migración. Actualmente, la regulación de la cerámica está en revisión.

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